ELECCIONES, MECANISMO DE LEGITIMACIÓN DE LA DICTADURA ESTATAL

Al igual que el gobierno niega que la consulta a los indígenas sobre la construcción de una carretera sea vinculante, asimismo ha rechazado darle algún valor a la apabullante mayoría de votos nulos y blancos en la elección de autoridades judiciales. Nunca antes en el país se había visto de forma tan elocuente la máxima marxista de que el pueblo es convocado a votar cada cierto tiempo para elegir a sus opresores.

Y es que a la democracia de la clase dominante, ahora ejecutada por Evo Morales, no le interesa la verdadera voluntad popular, le interesa que el pueblo legitime con su voto los intereses particulares de capitalistas y terratenientes. La intención de construir una carretera en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) es un claro ejemplo de eso, el gobierno de Morales tiene un compromiso fuerte con el capital brasileño (empresa OAS) y el imperialismo, y para cumplirlo no duda en usar la demagogia al decir que la carretera va a unir a familias de oriente y occidente.

Para los liberales, ahí están los mecanismos de la “democracia” para conciliar los intereses del viejo Estado y de la población que protesta. Entonces sale la carta de la consulta indígena, un instrumento introducido en la última modificación de la Constitución Política del Estado. Sin embargo, ¡sorpresa!, el autodenominado líder indígena Evo Morales anuncia por todos los medios que la consulta no será vinculante. Es decir quieren preguntar al pueblo si desea o no la carretera, pero la respuesta popular no va a significar absolutamente nada. Otra vez el MAS quiere que el pueblo asista a votar para poner el visto bueno a sus planes que benefician a intereses particulares.

Así pasó este 16 de octubre cuando la población acudió a votar por las autoridades judiciales. Como nunca antes los votos nulos superan el 40% y los votos blancos están por el 20%, según datos preliminares de encuestadoras (el Tribunal Supremo Electoral no informa, y no permitió veedores de agrupaciones políticas, más aún abrió proceso penal contra dos mujeres que tomaban nota del conteo público en Santa Cruz). Los votos blancos y nulos suman una mayoría abrumadora, pero no significan nada para el gobierno. Es más, Evo Morales anunció que posesionará a las autoridades judiciales con los míseros porcentajes (entre 3% y 5%) de apoyo obtenidos.

En este caso ni siquiera se sabe cuál es la idea de “democracia” del MAS. El vicepresidente Álvaro García Linera había anticipado que eran suficientes 131 votos (el padrón electoral tiene 5,2 millones de inscritos para votar) para elegir a un magistrado judicial. ¿Cuál es su argumento? El gran argumento de García Linera es que hasta ahora sólo 130 diputados habían elegido a estas autoridades, después de negociaciones entre los partidos políticos representados en el parlamento. Es decir que la democracia representativa, la democracia liberal burguesa, no es válida para el académico. Sin embargo para el gobierno tampoco es válida la expresión del pueblo cuando señala su voluntad mayoritaria a través del mecanismo del voto. Al parecer para el gobierno vale más que nada imponer sus intereses para copar más aún la estructura estatal, en función de cumplir sus compromisos, uno de ellos con la empresa OAS para construir la carretera por el TIPNIS.

Lo cierto es que el triunfo del voto nulo sumado al blanco, en el marco de las elecciones liberales burguesas, no sólo es un rechazo a elegir a las autoridades masistas (elegidas con anticipación por el gobierno), sino que además representa un fuerte rechazo a la política de Evo Morales, al manoseo que hace comúnmente de la justicia y a la brutal represión policial dirigida por el ex ministro asesino Sacha Llorenti contra los pueblos del TIPNIS. 

Si el objetivo del gobierno, según la demagogia de sus funcionarios, era tener autoridades judiciales legítimas diferentes a las de gobiernos neoliberales, los resultados de este proceso han tirado por los suelos cualquier legitimidad de estos candidatos al haber sido derrotados vergonzosamente por los votos nulos y blancos.

La dinámica de estas elecciones ha sido bastante ilustrativa para analizar cómo detrás del “democrático proceso electoral” se esconde el rasgo de la dictadura de clase del Estado. El gobierno puso en marcha las elecciones judiciales como un mecanismo para profundizar la democracia (consecuente con su visión liberal voto=democracia), pero el proceso no estuvo libre de la intervención del poder ejecutivo que eligió a los candidatos a su conveniencia, según revelaciones de los diputados indígenas de la bancada del MAS (hoy distanciados del gobierno). Esa intromisión en el proceso electoral dio pie a que partidos con visión liberal, como el MSM, UN y Verdes, aprovecharan para hacer campaña por el voto nulo en estas elecciones.

A esto se suma la actuación de un TSE totalmente parcializado con el poder ejecutivo, que hizo campaña en concentraciones con militantes del MAS y encubrió a funcionarios que cometieron delitos electorales. Además, aunque esta vez el gobierno no pudo implementar eficientemente el voto consigna (el despectivo voto campesino practicado en los gobiernos más reaccionarios de nuestra historia), sí ordenó a sus parlamentarios el envío de papeletas marcadas a sus provincias para votar según la instrucción del régimen.

Todo el aparato burocrático se movilizó para “garantizar” el éxito del mecanismo electoral y contrarrestar la propaganda de los ex aliados del gobierno y “opositores de derecha”, y el rechazo de sectores populares independientes del gobierno y población desencantada con Evo Morales.

El otro dato es que los electores respondieron con un ausentismo del 20% de inscritos. A pesar de todo la participación electoral de la población no cambia el rumbo de las decisiones políticas, determinadas por factores que están en sintonía con los intereses de las clases dominantes representadas en los gobiernos. Aunque algunas veces la pulseta electoral puede conseguir logros influidos por la coyuntura, eso no es la norma. La existencia de gobiernos “elegidos” que terminan masacrando a sus electores es prueba de lo absurdo que resulta la llamada decisión soberana, igualmente absurdos son los argumentos de algunos simpatizantes del “proceso de cambio” para explicar las contradicciones de clase que se han abierto en esta coyuntura, estos dicen “mucha democracia es peligrosa para la democracia”. Desde otro punto de vista estos argumentos revelan la incapacidad de encontrar democracia plena en el Estado burgués porque su carácter de dictadura coloca límites objetivos a las acciones de los explotados.

Bolivia, 19 de octubre de 2011

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