Julio 2012
Análisis y Opinión
analisisopinion.wordpress.com
En una entrevista a un medio local de prensa la senadora Carmen García del Movimiento al Socialismo, el partido de Evo Morales, vertió declaraciones que muestran como ésta organización reproduce las viejas prácticas de la “partidocracia”, demagógicamente criticada por los líderes del régimen de Morales, y tiene a los indígenas de su bancada como elementos decorativos en el trabajo orgánico, sólo útiles para legitimar su impostura de “gobierno indígena”.
Las palabras de Carmen García son muy elocuentes al referirse a la molestia que produce en autoridades ministeriales cuando hace peticiones de informes sobre la gestión gubernamental, llegando incluso a ser bloqueada. No se trata de un hecho aislado, sabemos por muchas denuncias que todo cuestionamiento es siempre visto como sospecha de ataque dentro del MAS, en este caso incluso una petición de informe. Por ello la senadora García, senadora indígena, señala que ha sido llevada “a la silla de los acusados”.
El “disciplinamiento” que la bancada del MAS aplica a sus integrantes es parte de la vieja forma de hacer política de los partidos reaccionarios, en este caso, con más parecido a los partidos caudillistas y fascistoides. Esta no es una afirmación descabellada ni subjetiva, existen muchos ejemplos desde el inicio del mandato de Morales, militantes que denunciaron corrupción fueron puestos “en la congeladora”, ante la insistencia de sus denuncias se sacaron los trapos al sol, fueron objetos de acusaciones de ser de “derecha” o finalmente terminaron siendo acusados de corruptos (Por ejemplo el caso del diputado Guillermo Beckar contra el ex ministro de Obras Públicas o el ex Presidente de Aduana, César López, contra Juan Ramón Quintana, entonces Ministro de la Presidencia, denunciado por contrabando). Y no es una casualidad que la senadora García diga “aquí están robando”, esto es el común denominador de las denuncias internas.
También están los militantes sometidos a duras críticas públicas sin siquiera habérseles escuchado llegando a ser destituidos por el propio Evo Morales, o hechos como persecución política y agresiones físicas como el caso del ex asambleísta del MAS, Pedro Lima, que acaba de recibir asilo político en el Paraguay. Es un secreto a voces que en la administración pública cualquier opinión crítica a la gestión de Morales es vista como una potencial amenaza.
La resolución de estos cuestionamientos no pasa por la discusión democrática para discernir lo correcto o incorrecto de las posiciones críticas a través del debate, sino por la aplicación de medidas administrativas de control y acallamiento de estas posiciones. El caudillismo es el elemento para construir la figura del líder dentro del MAS, su manejo orgánico se produce de una forma sindicatera, no estamos haciendo una referencia despectiva a la experiencia sindical del movimiento popular, todo lo contrario, nos referimos a toda una experiencia práctica basada en la maniobra política aplicada durante décadas por dirigentes oportunistas y arribistas de distintos partidos reaccionarios que hoy están en el MAS y forman parte de esos “movimientos sociales” leales a Evo.
El MAS no tiene una estructura orgánica que defina las diferencias ideológicas, todo se construye en función de la figura del caudillo, lo que se supone es un organismo nacional partidario no tiene ningún impacto en las decisiones de gobierno, ni es siquiera escuchada por Evo. Por ello, por ejemplo la función legislativa funciona como una reproducción patronal gamonalista manejada por unos cuantos jerarcas del MAS (supuestamente los que tienen más formación aunque no siempre) que se encargan de decirles, como declara la senadora García, “Tú vas a decir esto, tú vas a decir esto”, algo que hemos visto en el desarrollo de la fenecida Asamblea Constituyente y que vemos muy seguido en el parlamento y que es cuestionado por diputados del MAS que se atreven a pensar con cabeza propia.
La estructura del MAS es una jerarquía formada por unos cuantos jefes que “dicen tener suficiente formación”, a quienes “hay que seguir la consigna” y a los que hay “pedir permiso” para solicitar tal o cual informe, como dice García; muy efectiva para descontarles del sueldo los 500 bolivianos de “aportes voluntarios” y también para asignar el papel decorativo de la militancia indígena.
Se puede leer las declaraciones de la senadora Carmen García en la siguiente dirección electrónica:
http://www.paginasiete.bo/2012-07-16/Nacional/Destacados/7Nac00101-01.aspx