
Por: Análisis y Opinión
26
de noviembre de 2012El 14 de noviembre el Estado israelí inició su ofensiva militar contra la franja de Gaza, denominó a su operación Pilar Defensivo, el objetivo de esta denominación es justificar su ataque aduciendo que ejerce su derecho a la defensa del los ataques “terroristas” de Hamas, organización que administra el gobierno en la franja palestina.
La defensa militar de Israel ha consistido principalmente en atacar a la población civil de manera indiscriminada e inmisericorde; cadáveres de ancianos, mujeres, niños, mujeres embarazadas muertas con sus fetos calcinados, jóvenes mutilados por las bombas, son las imágenes que están dando la vuelta al mundo producto del “ejercicio de defensa israelí”. A esto debemos sumar un sinnúmero de instalaciones destruidas, casas, edificios y otro tipo de infraestructura. También ataques a locales de prensa, a periodistas independientes e incluso a periodistas árabes que trabajaban para las grandes cadenas internacionales.
El terror generado por el Estado sionista de Israel no se ha detenido ante nada, su “ejercicio de la defensa” es en realidad el matonaje más vil que se ensaña con un enemigo débil y precariamente defendido. La operación israelí ha matado a más de 150 personas, una quinta parte son niños, y ha usado todo tipo de armamento contra la población. Las pocas fuentes periodísticas en capacidad de informar denunciaron el uso de fósforo blanco en los ataques de los aviones israelíes.
La población de Gaza conoce bastante bien la política asesina del Estado de Israel, en particular sus más reaccionarios gobernantes que justifican este tipo de acciones como una acción de defensa. Durante la presente operación el hijo de Ariel Sharon alertó a su ejército que el objetivo tenía que ser “aplanar los barrios enteros de Gaza” (textual) para que el enemigo no pueda levantarse más.
Esta visión reaccionaria de limpieza étnica y genocidio para barrer a la población palestina es la que se encuentra en todas las operaciones del Ejército israelí en la franja de Gaza. Fuera de la acción militar el gobierno de Israel hizo, en anteriores ocasiones, operaciones terrestres con buldozers que destruyeron casas y edificios de la población palestina, en muchas de ellas con gente dentro.
Además ha impuesto a la población de gaza un bloqueo criminal que no le permite el libre ingreso de alimentos ni medicina, menos aún material para poder reconstruir su pueblo. Según algunos analistas del tema palestino, los consejeros del gobierno sionista han recomendado una “dieta palestina” que consiste en permitir el ingreso de cierta cantidad de alimentos y medicinas a estas zonas con el fin de que la gente no se muera pero que esté expuesta a una serie de problemas de salud, algo que se puede ver en la gran cantidad de niños desnutridos.
Israel ha impuesto una serie de controles a los ciudadanos de Gaza para pasar a territorio israelí, muchos de ellos son vejatorios contra las mujeres, son controles que duran mucho tiempo y que recuerda a quienes lo atraviesan todos los días, que están en algo así como una gran prisión controlada por el ejército de Israel. Precisamente este ejército detiene, golpea y tortura sin ningún tipo de control a quien considera su enemigo. La historia de los niños palestinos está marcada por alguna tragedia familiar; detenido, asesinado o sacado de su domicilio por la noche para ser apresado, torturado o desaparecido, sino muerto por un ataque de aviación o disparado por algún soldado de uno de los puestos de control.
El “mundo civilizado” representado por los organismos mundiales que conocen de esta situación se hacen de la vista gorda. Su deprecio por los hijos de Palestina es elocuente, mientras piden a gritos una intervención en los asuntos sirios, callan completamente o justifican las acciones criminales del expansionismo sionista. No pueden actuar de otra forma quienes son los principales responsables de armar al ejército de Israel.
El Estado sionista envió un mensaje político que tiene dos fines, uno a los árabes y musulmanes sobre su poder bélico para contrarrestar lo que justifica como amenaza para sus intereses y otro, para su amo yanqui, recordándole que puede ejecutar eficientemente su papel de matón del barrio para defender los intereses norteamericanos en Oriente medio.
Quien realmente lucha por su defensa en esta historia es la población de Gaza y la resistencia del Hamas es parte de esa resistencia. Aunque es una resistencia precaria, representa la dignidad de un pueblo que no se rinde a un enemigo colonizador poderoso ni acepta el ofrecimiento de una “paz sometida”. El pueblo Palestino viene luchando más de 60 años por su territorio que le ha sido arrebatado por un puñado de potencias imperialistas agrupados en NNUU y por los reaccionarios sionistas de Israel que no es lo mismo que el pueblo judío.
Donde hay opresión hay resistencia señala la lucha de clases, y la población palestina no está exenta de eso. El pueblo de Gaza soporta hoy la violencia organizada de quienes antes fueron perseguidos, los judíos, y ahora, estos convertidos en sionistas, aplican iguales o peores métodos que sus perseguidores los nazis. Así como los revolucionarios nos opusimos a los crímenes nazis, ahora nos oponemos a los crímenes del sionismo.
La lucha del pueblo de Gaza merece la solidaridad de los pueblos del mundo entero y de los revolucionarios en particular. Su resistencia precisa de la organización científica y su liberación de una revolución de nueva democracia, la única auténtica opción liberadora en este tiempo.