Está probado hasta el cansancio en la historia de nuestro país y la historia mundial que mediante las elecciones no se va a transformar la sociedad ni van a cambiar de manera definitiva las grandes necesidades de las masas pobres. El sistema social en el que vivimos nos dice que las elecciones son un acto democrático donde todos podemos elegir libremente a nuestros representantes que van a gobernar el país, dice además que en las elecciones todos somos iguales porque nuestro voto vale igual que el de los demás. Los partidos reaccionarios, todos los inscritos dentro de este sistema, hablan del “poder del voto” como el poder de la gente para decidir su destino, incluso algunos como el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales dicen que gracias al voto el pueblo ha tomado las riendas del país en sus manos y ha hecho una revolución democrática.
La igualdad de la burguesía disfraza la explotación de clase
Todo este discurso fue creado y perfeccionado por el liberalismo burgués reaccionario para ocultar la esencia del sistema: la explotación de la fuerza de trabajo es la base fundamental de la división de la sociedad en clases sociales y es responsable de la opresión nacional; con el discurso del voto y la igualdad la burguesía (del cual forman parte todos los partidos en competencia electoral) busca esconder que en realidad no somos iguales porque unos son los que producen la riqueza y otros se apropian de ella, niega que en realidad el sistema (el que llaman pomposamente democrático) es el que genera esta desigualdad y explotación, crea la ilusión de que el gobierno (que sigue los planes de las clases dominantes) representa la voluntad del pueblo.
El paradigma liberal de la libertad, igualdad y ciudadanía, discurso que hoy hace suyo el MAS, fue construido sobre la brutal explotación de esclavos e indígenas, sobre las espaldas de la clase obrera y diferentes clases empobrecidas que construyeron la riqueza de las naciones con sudor y sangre, esas ideas liberales legitiman al Estado para establecer su dominación de clase, de esa forma esconde su carácter, el de ser fundamentalmente una dictadura de clase de las clases poderosas sobre las clases explotadas, sobre la sociedad en su conjunto. Esta dictadura de clase se muestra con claridad cuando el orden establecido está en peligro y aplica la violencia brutal, pero cuando hay relativa calma utiliza otras formas menos violentas e incluso recurre a los altisonantes discursos nacionalistas o pseudo revolucionarios, el fin supremo es garantizar la reproducción del capital y la explotación del trabajo asalariado, eso es lo que ocurre en nuestro país actualmente.
Las elecciones nunca han sido “libres” ni nada parecido, están mediadas por grandes intereses, se invierten sumas millonarias para pedir el voto a la población, se bombardea con propaganda en los medios de comunicación, se utiliza recursos estatales. La “competencia electoral” del sistema burgués reaccionario no tiene nada de equitativo. Durante la campaña electoral se lanzan miles de promesas que generalmente no se cumplen durante la gestión, la historia de nuestro país está plagado muchos ejemplos, se utiliza la prebenda para conseguir el voto, eso también es historia no solo antigua sino presente, (por ejemplo el MAS que dice ser diferente a los viejos partidos reaccionarios, en el Beni rifaba motocicletas y otros artefactos durante la campaña por la gobernación de ese departamento), también se usó el recurso gamonal llevando a los indígenas en camiones como si fueran ganado a votar por el patrón en las elecciones; hoy en día sutilmente se usa este recurso haciendo el “voto consigna” en las poblaciones campesinas o indígenas imponiendo los candidatos y el voto en asambleas y controlando férreamente a los disidentes, se trata de una práctica corporativa que sirve en especial al gobierno. La libertad de elección es una ilusión burguesa.
Las elecciones no han cambiado en lo fundamental los destinos de la gente
Pero ¿qué nos ha dado tantos años de procesos electorales? En los inicios de la historia republicana solamente los grandes propietarios y los que gozaban de ciudadanía podían votar, hace unos 60 años la población en estado servil, los indígenas, tuvo acceso al voto junto a las mujeres. Durante todo este tiempo la situación de los pobres, explotados, obreros, campesinos e indígenas no mejoró, la efervescencia por el acceso a los derechos ciudadanos que generó el proceso de 1952 se esfumó en poco tiempo porque, si bien los indígenas podían votar, era claro que esto no servía para tomar las riendas de su destino y construir una sociedad al servicio del pueblo, lo confirmaron las siguientes crisis y la presencia de gobiernos militares, las clases dominantes cedían derechos que a la vez eran quitados en la explotación del trabajo asalariado.
Pero el pueblo ha sido arrastrado elección tras elección a participar de la renovación de autoridades gubernamentales con la promesa de que el país cambiaría y se transformaría, pero sucedió todo lo contrario, llegó a una profunda crisis en el año 2000 y el país a punto de estallar. Ese periodo 2000-2005 con el sistema en una de sus crisis más profundas el pueblo no tuvo una alternativa revolucionaria y transformadora, el campo popular no tenía ninguna dirección política que fuera una opción real a la vieja sociedad, entonces fue arrastrada por otra promesa, esta vez ofertada por el MAS de Evo Morales para votar por la renovación de autoridades y sacar al viejo Estado de su crisis, el pueblo una vez más acudió a votar con la esperanza de que la sociedad se podía transformar con la presencia de una persona proveniente de los sectores populares.
Sin embargo Evo Morales no cumplió la promesa hecha al pueblo que se sintetizaba en la Agenda de Octubre, hizo una pseudo nacionalización de los recursos hidrocarburíferos más flexible que las nacionalizaciones que se hicieron en la historia del país pues da la posibilidad al imperialismo (transnacionales) de continuar con jugosas ganancias y llevarse los recursos naturales, su promesa de acabar con los terratenientes tampoco se realizó, Morales y sus ministros pactaron con los terratenientes para no tocar los grandes latifundios que explotan vilmente la mano de obra de los campesinos y jornaleros a cambio de apoyar su nueva constitución.
¿Quiénes salieron ganando? Principalmente los grandes banqueros
Las regalías que ingresan por los hidrocarburos se transforman en obras de infraestructura que es reclamada por la gran burguesía que ahora aparece aliada del gobierno, se dice que hay dinero en el país, que hay circulante y que la población tiene para gastar; el ciclo económico histórico del país nos ha mostrado que en tiempo de “bonanza”, como el de los buenos precios de los hidrocarburos de hoy, hay una cierta distribución a determinados sectores de la sociedad, y un gran beneficio a los sectores dominantes, un ejemplo de ello es el sector financiero que ha tenido ganancias millonarias no vistas antes en la historia. El gobierno no puede ocultar que bajo su gestión, aparte de las ganancias de los capitalistas financieros, se está enriqueciendo un sector de la burguesía nacional muy relacionada con el MAS conformada por mineros cooperativistas, campesinos ricos cocaleros, comerciantes, transportistas, hasta contrabandistas, todos ellos provenientes de los segmentos más altos de lo que conocemos como burguesía nacional, un sector con determinado capital que contrata mano de obra extra familiar, tiene capacidad de mover hasta unos cientos de miles de dólares, y en algunos casos han logrado contratos con transnacionales como un sector de los cooperativistas mineros. Este sector no es la micro empresa ni la producción artesanal o meramente familiar, ya trascendió ese segmento y alcanza niveles de capital mayores que se han visto potenciados por las conexiones políticas que han logrado en el “proceso de cambio” de Evo Morales. Este segmento que tiene en sus filas a personas provenientes “de abajo” es la que normalmente funge como “representante de los sectores sociales” y es la base material sobre la cual el gobierno propagandiza que tiene una alianza con “los movimientos sociales”.
¿Y qué tipo de representantes nos ha dado el voto en las últimas elecciones? La mayoría de los parlamentarios elegidos han estado ligados a hechos delincuenciales como corrupción, prebendalismo y violación, o implicados en escándalos públicos de alcoholismo, lo que han aprendido bien es cómo levantar las manos a la hora de aprobar las leyes que propone el poder ejecutivo, para ejecutar sin razonamiento alguno las órdenes de los jefes del régimen (recordemos que el parlamento una vez aprobó un proyecto sobre un contrato que estaba en inglés y que por supuesto la mayoría oficialista ni entendía).
El pueblo debe desechar las ilusiones electorales y construir su propio camino
Las elecciones no van a dar nada significativo a las masas, estas son simplemente el mecanismo de renovación de autoridades de la vieja sociedad que se encargarán de explotar al pueblo en la próxima gestión, el pueblo debe desechar esas ilusiones y preparase para un auténtico proceso de transformación. Es necesario emprender con entusiasmo el camino de construir el campo popular y una alternativa revolucionaria, clasista y transformadora que rompa los límites de la democracia burguesa, que vaya más allá de los límites del sistema capitalista para construir una sociedad diferente con las experiencias de los más avanzado que tuvo el desarrollo social en la época de la construcción del socialismo. Las elecciones son para engañar a las masas y legitimar el orden establecido, así los sectores dominantes pueden decir que “el pueblo ha elegido a sus gobernantes” pero como hemos visto en estas elecciones, en esta lucha de enormes intereses el pueblo no elige nada, solo renueva a sus explotadores.