Abajo el circo electoral de Evo Morales

Declara

El cabecilla del grupo de extorsión del Ministerio del Gobierno del MAS, después de caer en desgracia comenzó a señalar públicamente como el poder ejecutivo controlaba el poder judicial

 

El gobierno boliviano ha llamado a elecciones judiciales para este 3 de diciembre para renovar la pandilla de mafiosos que dirige la “justicia boliviana”. Esta ficción es presentada como un novísimo mecanismo de nombramiento de jueces en los diferentes tribunales de justicia donde la población sería la protagonista a través de la votación en las urnas que dejaría atrás a las viejas políticas de acuerdos partidarios.

Pero esto no es nuevo en Bolivia, el 2011 la población asistió a “elegir” a los magistrados del poder judicial donde manifestó su rechazo absoluto a esta propuesta del gobierno, el rechazo se manifestó a través del voto nulo y blanco, además que cerca de un millón de ciudadanos no votaron. En dicha elección ningún candidato pudo superar la cantidad de votos de protesta, ni siquiera la suma total de lo que la vieja democracia llama votos válidos[1] pudo superar la cantidad de votos nulos y blancos. A pesar de eso el gobierno validó esa vergonzosa elección y nombró a los “candidatos ganadores”.

El problema de entonces es el mismo problema que afrontamos hoy, mientras el gobierno demagógicamente dice que el pueblo elegirá a los jueces es el gobierno quien pone a los candidatos y se asegura que sean leales a su partido, además que los candidatos que coloca el gobierno suelen ser escandalosamente mediocres y abiertamente serviles, de un oportunismo descarado y un cinismo sin precedentes.

La justicia en el país es la característica más podrida del viejo Estado boliviano, y no es solamente responsabilidad de los gobiernos anteriores, como antes la gestión actual tiene la tutela del poder judicial que actúa en consonancia, no solo del carácter de clase del Estado reaccionario sino también en función de la gestión particular de Evo cuando éste la necesita. Hace años le servía para aplicar una constante persecución política a determinados opositores y dirigentes populares, estos últimos más perseguidos en la actualidad como por ejemplo los dirigentes del pueblo de Achacachi, pero también el gobierno usa a los funcionarios judiciales para librar o aliviar los procesos por escándalos de corrupción de sus funcionarios como por ejemplo el caso de la ex ministra Nemesia Achacollo o el ex presidente de YPFB.

El pueblo boliviano conoce de manera directa como funciona la “justicia”, sabe que es una pesada carga en sus espaldas, conoce como tratan los funcionarios, auxiliares, policías, fiscales y jueces el quehacer diario donde corre mucho dinero, chantajes, presiones, estafas, coacciones y violencia directa. Eso lo conoce muy bien el pueblo y elegir a los funcionarios judiciales el 2011 no ha hecho variar en nada este mecanismo reaccionario que sigue tan podrido como antes porque sigue repitiendo las prácticas de un sistema corrupto hasta la médula. El propio gobierno ha confesado que las elecciones fueron un “desacierto” que los actuales funcionarios han sido un fracaso, que la justicia sigue siendo una vergüenza, sin embargo, es necesario señalar que muchos de esos funcionarios que son parte de la desgracia reconocida por el gobierno de Evo son nuevamente los candidatos aceptados por su partido y van a ir otra vez a ser elegidos. En esta ocasión la participación de funcionarios públicos y militantes del MAS ha sido más escandalosa que en la elección anterior, el mecanismo de selección tuvo muchas denuncias de miembros colegiados aunque algunos de ellos luego se callaron la boca por sumisión al poder, los exámenes para los candidatos salieron a la luz y fue toda una vergüenza la calidad de preguntas que contenía, este proceso no logró cumplir con las cuotas establecidas por ley en cuanto a mujeres e indígenas.

Este se debe a que hay una reticencia inicial a participar de un proceso tan escandaloso, los miembros “prestigiosos” que tiene la academia o la actividad profesional no se encuentran dispuestos a arriesgar el nombre participando de ellas, y sucede también con la participación de mujeres, el caso de indígenas parece que tiene que ver con que la moda de aparecer como indígena está pasando. En las elecciones anteriores vimos como mucha gente se “transformaba” en indígena y candidateaba, es decir, personas que en su vida cotidiana habían dejado su vestimenta tradicional de pronto aparecieron como los más bravos defensores de las costumbres y vestimentas indígenas, con el objetivo consciente de captar el voto, pero como el color de piel o la ropa que usas no ha cambiado ni podrá cambiar la naturaleza reaccionaria de la “justicia boliviana” hay ciertos discursos y modas que se están cayendo.

Entonces para qué participar en este proceso que no va a cambiar nada para el pueblo. Qué sentido tienen legitimar con nuestra participación tremendo engaño a la población. Nosotros señalamos que ninguno. Participar en las elecciones judiciales solo sirve para legitimar las acciones del viejo Estado, y en este caso solo servirá para avalar un sistema judicial que aplastará al pueblo y seguirá protegiendo a los poderosos, seguirá habiendo casi un 80% de presos sin acusación o sentencia mientras los grandes ladrones del gobierno se quedan en sus casas, seguirán siendo perseguidos los indígenas o quienes luchan por la tierra mientras el gobierno protege la gran propiedad con su ley “contra el avasallamiento”, mientras se persigue a los que necesitan tierra el gobierno por ejemplo no cumple su ley de respetar la función económica social, es decir, permite a los grandes propietarios tener tierra ociosa. No cambiará en nada que en las protestas sociales se persiga y detenga a los dirigentes populares mientras tanto el gobierno protege y defiende a sus alcaldes y autoridades corruptas, y, por supuesto, el gobierno conseguirá legitimar todas sus aspiraciones de perpetuarse en el poder teniendo unos tribunales de justicia y un tribunal constitucional controlado, como lo que está sucediendo ahora con la búsqueda de su reelección indefinida. Para eso es que nos llaman a participar de estas elecciones. Por ello nuestro planteamiento es no participar de esa farsa, no participar de estas elecciones, rechazar contundentemente el show electoral del gobierno.

Esta es nuestra posición de principio y lo lanzamos sin ningún ánimo de cálculo político como le gusta hacer a ciertos sectores de la izquierda o al descarado oportunismo que es cómplice del gobierno en su aparato estatal. Aunque el rechazo de la población a veces se exprese votando nulo o blanco y es entendible por nosotros que la gente se exprese así debido a que en nuestro país no existe la libertad de no votar y siempre la participación en las elecciones es coaccionada, nuestro llamamiento es a rechazar de plano estas elecciones que no le servirán al pueblo.

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[1] Las opciones válidas están encuadradas dentro de los intereses del viejo Estado y del organizador ocasional de las elecciones por ello no es válida la libertad de marcar una opción diferente a la que el poder propone pues no se acepta el no estar de acuerdo con ninguno de sus candidatos y más aún es inaceptable el rechazar en sí mismo este proceso, es decir, no participar del engaño electoral.

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