Contra el socialfascismo de Evo Morales

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Evo se dice revolucionario pero no tiene problemas en hacer alianza con reaccionarios como Percy Fernández, un individuo que no respeta las mujeres, pero que Evo lo llamó, «amauta» del pueblo boliviano.

Análisis y Opinión

La lucha en contra de la repostulación de Evo Morales como candidato a la presidencia se organiza en todo el país y fuera de éste. Diversas organizaciones populares así como colectivos ciudadanos y plataformas están preparando paros y marchas en la mayoría de departamentos de Bolivia. De igual forma residentes bolivianos en otros países han hecho llegar sus resoluciones de protesta contra la política del gobierno y la decisión del Tribunal Constitucional de habilitarlo indefinidamente como candidato.

La situación económica tiene un fuerte impacto en el descontento de la población pero también existe un gran cansancio con el manejo político del gobierno. El desgastado argumento de Evo Morales de acusar a la oposición, a la “derecha” y al imperialismo, de los efectos negativos de sus políticas económicas, de la crisis y hasta de sus ridículos errores políticos tiene hastiado al pueblo boliviano; pero no se trata solo de un discurso con buena dosis de mentira (pues no estamos diciendo que el imperialismo yanqui y la oposición conservadora no hagan su trabajo para sabotear, hasta cierto punto, al gobierno de Morales) sino también de acciones concretas y arbitrarias en contra  de personajes políticos y sectores sociales que tienen que defender sus derechos frente a la política reaccionaria del gobierno boliviano.

Como ejemplo señalemos que al gobierno no le importa cuando un sector del movimiento popular se levanta en protesta con una demanda justa, será inevitablemente acusado de ser de la “derecha” y “manipulado por la embajada yanqui” cuando menos. No estamos hablando de políticos de la oposición conservadora, sino de sectores del movimiento popular obrero y campesino que sufren represión policial y persecución política a través del ministerio público, los manifestantes son encarcelados con ensañamiento para que sirva de escarmiento a los sectores o personas del pueblo que se atrevan a reclamar sus derechos o señalar que tal o cual política estatal está violentando sus derechos.

Si un pueblo denuncia a un alcalde de las filas de gobierno por corrupción u otro hecho que violenta las normas de la administración estatal la consecuencia es que el gobierno defiende a su alcalde y persigue a los dirigentes populares por levantarse contra la autoridad “legítimamente establecida”, esto ha sucedido en muchas comunidades rurales del país. Si por el contrario el denunciado es una autoridad de la oposición, generalmente denunciado por algún desconocido que todos saben que es del gobierno, entonces inevitablemente irá preso.

Si se destapa un escándalo de corrupción en una dependencia estatal el gobierno de Evo mete a la cárcel a los funcionarios de bajo rango, mientras que a los jefes les corresponderá “arresto domiciliario” incluso violentando las normas procesales. Cuando algunos sectores aliados al gobierno reclaman beneficios como parte del reparto político de alianzas, incluso haciendo paros y bloqueos, el gobierno los atiende inmediatamente, si se trata de otros sectores empobrecidos (como los discapacitados por ejemplo) el gobierno no los atiende y lanza una brutal campaña de represión y propaganda que los acusa de “agentes del imperio” y “desestabilizadores del gobierno”.

Toda esta práctica política está apretando más y más las luchas y demandas de los sectores populares, incluso mucha gente que apoyó y apoya al gobierno, cuando sufre alguna injusticia de parte de funcionarios del Estado no tienen espacios para reclamar porque inmediatamente se convierten en enemigos del gobierno, si se trata de un reclamo que compromete alguna política “social” del gobierno la demanda jamás es atendida, ni siquiera por sus “representantes” en el parlamento, el argumento: “no indisponer al jefe”.

Toda esta política arbitraria donde la gente no sabe a qué atenerse es algo que el pueblo boliviano tiene que enfrentar todos los días, si bien se concreta en el manejo político del gobierno y lo están sufriendo hoy los sectores populares, tiene su base en la estructura económica del Estado y es un reflejo de la estructura de clases, pues el gobierno, a pesar de hablar de revolución y transformaciones, mientras oprime al pueblo con sus políticas socialfascistas, otorga beneficios a los terratenientes agroindustriales.

En este contexto se levanta una aspiración democrática en el pueblo en defensa de las conquistas democráticas conseguidas y en contra de la estafa política del gobierno, así lo entiende el pueblo que fue llamado a votar el 21/02/16 para decidir si otorga o no la posibilidad de repostulación como candidato a Evo Morales y Alvaro García. Durante la campaña para ese referéndum Evo Morales dijo que si el pueblo le decía NO, se iría del gobierno con la boca callada pues “no obedecer la decisión sería hacer un golpe de Estado”, sin embargo, cuando la población votó por el NO, el gobierno inventó una serie de argumentaciones, incluso Evo llegó a decir, en un arranque de ridiculez aberrante, que su interpretación de la votación era que el pueblo le había dicho “NO te vayas”. Lo concreto es que Morales utilizó a su Tribunal Constitucional lacayo para evacuar una resolución que le permita una repostulación indefinida, y con la soberbia y descaro acostumbrados ha premiado a estos “tribunos”, como pago a sus servicios oscuros, con puestos en embajadas y en la Cancillería.

La lucha que tiene el pueblo boliviano es dura y compleja, enfrenta no solo al gobierno sino también al oportunismo y a los conservadores incrustados que buscan por todos los medios levantar la bandera de la democracia liberal, creando la dicotomía de democracia versus dictadura. En esta lucha incluso algunos ex revolucionarios autotitulados “comunistas”, perdidos en la efusiva gritería liberal, han llamado a defender el “Estado de derecho”.

Los revolucionarios tenemos que afrontar esta lucha junto al pueblo, combatiendo al gobierno y desenmascarando al enemigo incrustado en la lucha, incluso siendo minoritarios en este momento. Recordemos que la falta de esclarecimiento en los objetivos fundamentales de la lucha revolucionaria, llevó en las épocas de los gobiernos militares a quienes se llamaban revolucionarios a asumir la “lucha por la democracia” para finalmente capitular en el objetivo de luchar por el socialismo y la nueva democracia.

Las demandas democráticas del pueblo boliviano son parte de la lucha por la nueva democracia y el socialismo, no pueden estar desligadas de ellas, solo la transformación revolucionaria puede acabar con el socialfascismo del MAS y con la reaccionaria idea de democracia de la gran burguesía y los terratenientes, pero además, esta transformación no solo se tendrá que dar en el ámbito de la gestión política, sino en el mismo sistema económico que es la base de las relaciones de opresión y explotación para el pueblo.

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