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Análisis y Opinión
Las cifras de violencia contra la mujer en Bolivia son escandalosas, el país ocupa los primeros lugares en el continente en denuncias por estos crímenes y de igual forma en impunidad. La situación es alarmante por las cifras pero también lo es por el nivel de crueldad en que las mujeres son asesinadas, maltratadas y violadas, generalmente a manos de sus parejas.
Está demostrado que el patriarcado mata, asesina, maltrata, viola, y generalmente se produce en contextos de consumo de bebidas alcohólicas, algo que en muchos casos el victimario alega como si fuera un atenuante, especialmente cuando la violencia se ejerció contra niñas menores, porque eso sucede en Bolivia y a menudo, menores de hasta meses mueren a manos de sus victimarios ebrios, no solo de alcohol sino también de poder.
Las mujeres víctimas son de todas las edades, no hay discriminación en este asunto y los perpetradores son también de toda condición, no se libran las autoridades del Estado, existen muchos diputados y senadores envueltos en casos de violación a mujeres, algunas trabajadoras de éstos, otras son menores, muchas de ellas familiares, el último caso escandaloso fue el del diputado suplente del partido de Evo Morales (algo que es bastante común), Eugenio Quispe, acusado y encarcelado por violar, repetidamente, a su sobrina de 15 años.
Todo este ambiente de ejercicio de poder patriarcal está condimentado por la actuación de altos dirigentes políticos, autoridades de Estado que lanzan bromas misóginas como “ministra cama adentro con patrón encima”, o bromas como las de Evo Morales a mujeres que trabajan en el sector de hidrocarburos, “ustedes son perforadoras o perforadas” o las actitudes insultantes del conservador Percy Fernández, alcalde de Santa Cruz, que suele manosear en público a las mujeres que lo rodean. Esta práctica es constante y se realiza con la complacencia del entorno político hasta el solazamiento por la “picardía” de los que insultan con su “ingenio” a las mujeres.
La lucha contra el patriarcado está a la orden del día sin duda, porque oprime y violenta a la mitad de la población y eso tenemos que asumirlo todos los revolucionarios, pero el poder patriarcal no marcha solo, no está separado de la opresión de clase que lo envuelve, que lo legitima, que lo contiene. Una posición revolucionaria en este asunto se diferencia del feminismo burgués o pequeñoburgués en que reconoce que el poder del patriarcado está unido a la explotación de clase de manera indesligable. Es más, el mecanismo de la opresión de clase es el elemento fundamental para quebrar la opresión patriarcal por ello se encuentra en primer lugar como objetivo a ser destruido.
Por lo que en principio la lucha para acabar con este atroz sistema es una lucha conjunta de hombres y mujeres, para destruir el sistema económico y social, el capitalismo burocrático, la dominación imperialista, de la gran burguesía y los terratenientes, una lucha en la que las mujeres de nuestro pueblo han desarrollado con particular eficacia y de eso es testigo nuestra historia, y en ese contexto, los compañeros revolucionarios, comprendiendo que la mujer tiene que enfrentar una doble opresión, tienen el deber fundamental de acabar con su construcción patriarcal y contribuir en el desencadenamiento de la furia revolucionaria de la mujer, furia que ha dado en el campo popular y revolucionario grandes ejemplos de ruptura con la vieja sociedad y ejemplos brillantes en la lucha por la revolución proletaria.
El Dia internacional de la mujer proletaria, es, esencialmente, una celebración comunista, una grito de lucha contra la vieja sociedad por la revolución y el comunismo, no tiene nada que ver con la promoción comercial que el Estado actual promueve, no tiene nada que ver con el discurso domesticado del revisionismo y el oportunismo oenegero ligado al gobierno de Evo que promueve la “igualdad de derechos” o la “generación de leyes a favor”, en estos años han evacuado tantas leyes que no ha servido para transformar la situación de las mujeres; esta lucha tampoco tiene nada que ver con el movimiento de las mujeres conservadoras y de esencia reaccionarias agrupadas en Mujeres Fuertes (Kuña Mbarete) que defienden al viejo Estado, a los viejos politicastros reaccionarios y todas las viejas relaciones sociales de opresión clasista que durante siglos aplastaron a hombres y especialmente a mujeres del pueblo, que hoy levantan la reaccionaria lucha por la democracia a secas.
Por el contrario esta conmemoración del 8 de marzo tiene que ver con la lucha de las mujeres explotadas, trabajadoras, revolucionarias, comprometidas en la transformación por un mundo mejor, con la capacidad de transformarse a si mismas y transformar a sus compañeros para cambiar la sociedad en su conjunto.