
Análisis y Opinión
13/04/21
Desde marzo del presente año el campamento campesino Manoel Ribeiro, en la zona de Corumbiara, estado de Rondonia, sufre de un bloqueo que no permite la entrada de comercio, alimentos, medicina y cada persona que entra y sale es humillantemente registrada, revisada su celular violando los derechos fundamentales de las personas, el gobierno ha llegado al colmo de suspender los servicios de salud y suspender la vacuna contra el Covid y busca asfixiar el campamento y quebrar su resistencia pues a pedido del poder gamonal latifundista el gobierno estatal busca desalojar a los campesinos que viven en la zona por décadas.
La acción criminal policial no es solo de cerco sino de manera permanente lanzan bombas lacrimógenas, gas pimienta, fuegos de pirotecnia y balas de goma contra el campamento. Intentan incomodar a la población de los alrededores para ponerlos en contra de los moradores del campamento.
A pesar de toda esta operación de guerra que el gobierno cínicamente llama “paz en el campo” la Liga Campesina Pobres (LCP) resiste dignamente, combate el bloqueo y lanza consignas y voces de orden para no rendirse y defender su territorio conquistado.
La acción de la LCP que merece toda nuestra solidaridad y la de los pobres y campesinos del mundo es una acción clasista consecuente, que defiende la tierra que conquista, tierra generalmente ociosa en manos del latifundio, que fue acaparada con contratos truchos (amañados) en muchas décadas anteriores en complicidad con el poder gamonal local y la Iglesia católica, tierra que robaron al Estado, a los campesinos o a los pueblos indígenas, pero que la población campesina organizada en la Liga, ha sabido conquistar llevando adelante el lema de “tierra para quien la trabaja” de manera real, viviendo y trabajando en el lugar y no simplemente comerciando y traficando la tierra como hace por ejemplo el Movimiento al socialismo en nuestro país que entrega tierras fiscales a sus dirigentes necesitándolo o no, a cambio de votos y favores políticos o control sobre la población que tienen bajo su mando.
La Liga de Campesinos Pobres y los campesinos que luchan en ella como el campamento Manoel Ribeiro hoy bajo ataque viven, trabajan y aportan con productos para el mercado local y la población local, cumplen de manera eficiente y organizada una función en la sociedad, practican una economía organizada en base a la forma de vida y organización de las Ligas de Campesinos Pobres, donde todos producen lo que hace falta para organizar de manera eficiente los ingresos de todos los campesinos y no caer en la explotación del mercado, el desorden de la producción y la falta de alimentos, una economía organizada bajo los principios de las áreas organizadas garantiza una producción variada y suficiente para satisfacer la alimentación de los campamentos y el mercado local.
El Estado brasileño protector del poder local gamonal quiere destruir precisamente eso para imponer sobre todos los actores el modelo del agronegocio, que favorece a los poderosos latifundistas, que destruye la economía campesina y no le importa la producción local y regional. En su hambriento deseo de mayores riquezas, ataca a la Liga con aparatos paralelos, bandas de pistoleros, la policía local, fiscales y jueces así como autoridades políticas regionales. Todos estos forman parte del poder gamonal contra los campesinos.
La organización para la defensa es una cosa justa, la defensa de su territorio y su producción es una causa justa, la forma de organización y su dirección clasista es un ejemplo para los campesinos pobres no solo en Brasil sino en el mundo, es nuestro deber apoyarlos y destruir la plutocracia estatal brasileña que quiere seguir chupando la sangre de los campesinos.

Vea el pronunciamiento de la Liga de Campesinos Pobres aquí