HACE 62 AÑOS LOS OBREROS Y CAMPESINOS CHINOS TOMARON EL CIELO POR ASALTO



Mao Tse-tung declara la fundación de la Republica Popular China 



Este 1 de octubre recordamos un hecho de gran importancia para la humanidad, la toma del poder por el Partido Comunista de China dirigido en ese entonces por el presidente Mao Tse-tung. Es un hito histórico de gran trascendencia y significación pues el pueblo chino históricamente considerado por los racistas colonialistas como inferior, se puso de pie.
El contexto en el cual se produjo la revolución está marcado por la preeminencia de relaciones atrasadas y heredadas en siglos de saqueo colonial británico y de las potencias europeas, las mismas que fueron superadas en el proceso de liberación. Tras haber derrotado al fascismo japonés, el pueblo chino se levanta y sale de su situación de miseria y hambre que padecía en aquel entonces.
La revolución trajo una mejora sustancial en todos los aspectos de vida de la gente, dieron grandes saltos en la educación, salud, tecnología, y lo más importante dejaron de ser colonia del imperialismo, para encaminarse en la construcción de una sociedad distinta.
Sin embargo el camino fue temporalmente truncado, China ha vuelto al camino capitalista, hoy es el paraíso de las transnacionales donde se evidencia la explotación salvaje hacia los obreros, la resistencia y lucha de éstos continúa y crece.

Imagen de la Revolución China
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CHINA, LA SUPEREXPLOTACIÓN Y ESCLAVISMO SOSTIENEN LOS GRANDES CAPITALES
Se dice que China es comunista, se dice que China es un “milagro económico”, se dice que debemos imitar a China. Pero el mundo debe saber que China no es comunista ni socialista, sino un país donde existe superexplotación de obreros, esclavismo y alta opresión de capitales imperialistas.

La China socialista que empezó a construir el presidente Mao iba hacia una sociedad sin clases ni explotación, hasta que en 1976 un golpe de estado cambió el rumbo de país. A partir de ese momento los capitalistas montados en el Partido Comunista se abrieron al capital imperialista y comenzaron la explotación en sus propias empresas estatales.

Ahora, mientras millones de obreros trabajan incluso en condiciones de esclavitud, un puñado de ricos capitalistas consume artículos de lujo inimaginables, como relojes de 50 mil dólares y carteras de 10 mil dólares, sin contar los vehículos, barcos, aviones y obras de arte carísimas.  

No solo hay millonarios sino multimillonarios, pues las fortunas de algunos capitalistas chinos está por los 7.000 millones de dólares. Cuando murió el presidente Mao Tse tung en 1976, el revisionista Deng Xiaoping lanzó la consigna de “hacerse rico es glorioso”. Con esa política se barrió con los principios del comunismo, se paralizó la construcción del socialismo y se tomó el camino capitalista.

Las fortunas de algunos funcionarios y comerciantes crecieron aceleradamente. La última lista Forbes muestra que existen 115 billonarios chinos (en una población de 1.300 millones de personas). En 2005, se supo que un miembro del Partido Comunista y empresario, el señor Wang, decidió construir una réplica de un castillo francés estilo barroco, para eso hizo traer cada pedazo de piedra desde Francia, costo total: 90 millones de dólares.

¿Cuál es la situación del pueblo? Cientos de miles de personas tienen que migrar internamente en busca de trabajo, miles van del campo a las ciudades porque han perdido sus tierras frente a las inmobiliarias o porque necesitan enviar dinero a sus padres.

Obreros suicidas

Y otra vez los capitales imperialistas se frotan las manos. La superexplotación ha causado 13 suicidios de obreros el año pasado en la fábrica Foxconn, donde 400 mil proletarios producen computadoras, celulares, iPhone y última tecnología para Apple.

Millones de obreros y obreras trabajan en fábricas de juguetes por 15 horas diarias, siete días a la semana, sin ningún derecho a nada. Si se quedan dormidos, son multados con dos o más días de paga; son multados por más de cinco minutos en el baño; son multados por no cumplir cuotas de producción.

Miles de niños separados de sus padres con engaños y hasta secuestrados para llevarlos a fábricas, donde trabajan hasta 16 horas. El escándalo de una ladrillera, en 2007, que esclavizaba personas haciéndolas trabajar hasta 20 horas diarias, cargando ladrillos calientes en la espalda pelada, tuvo un rato entretenidos a la prensa internacional, pero la situación de fondo no cambia.

La rebelión se justifica

La crisis y la superexplotación presionan tan fuerte al pueblo chino, que más temprano que tarde va a buscar su liberación.

En mayo de este año hubo tres explosiones de coches bomba simultáneas contra edificios del gobierno, que expresan el descontento de la población. Las autoridades pensaron rápidamente en campesinos como los autores del atentado. Al mismo tiempo cientos de personas expresaron su apoyo, vía Internet, a estos actos contra el gobierno de burócratas que se dicen “comunistas”, pero que de comunistas no tienen nada. 

El “Partido Comunista” (PCCH) cumplió recientemente 90 años de su fundación. Los burócratas del Partido, revisionistas y seguidores del camino capitalista, prepararon una celebración grandísima para demostrar al mundo el éxito económico de su país.

CHINA, LA SUPEREXPLOTACIÓN Y ESCLAVISMO SOSTIENEN LOS GRANDES CAPITALES



Se dice que China es comunista, se dice que China es un “milagro económico”, se dice que debemos imitar a China. Pero el mundo debe saber que China no es comunista ni socialista, sino un país donde existe superexplotación de obreros, esclavismo y alta opresión de capitales imperialistas.

La China socialista que empezó a construir el presidente Mao iba hacia una sociedad sin clases ni explotación, hasta que en 1976 un golpe de estado cambió el rumbo de país. A partir de ese momento los capitalistas montados en el Partido Comunista se abrieron al capital imperialista y comenzaron la explotación en sus propias empresas estatales.

Ahora, mientras millones de obreros trabajan incluso en condiciones de esclavitud, un puñado de ricos capitalistas consume artículos de lujo inimaginables, como relojes de 50 mil dólares y carteras de 10 mil dólares, sin contar los vehículos, barcos, aviones y obras de arte carísimas.  

No solo hay millonarios sino multimillonarios, pues las fortunas de algunos capitalistas chinos está por los 7.000 millones de dólares. Cuando murió el presidente Mao Tse tung en 1976, el revisionista Deng Xiaoping lanzó la consigna de “hacerse rico es glorioso”. Con esa política se barrió con los principios del comunismo, se paralizó la construcción del socialismo y se tomó el camino capitalista.

Las fortunas de algunos funcionarios y comerciantes crecieron aceleradamente. La última lista Forbes muestra que existen 115 billonarios chinos (en una población de 1.300 millones de personas). En 2005, se supo que un miembro del Partido Comunista y empresario, el señor Wang, decidió construir una réplica de un castillo francés estilo barroco, para eso hizo traer cada pedazo de piedra desde Francia, costo total: 90 millones de dólares.

¿Cuál es la situación del pueblo? Cientos de miles de personas tienen que migrar internamente en busca de trabajo, miles van del campo a las ciudades porque han perdido sus tierras frente a las inmobiliarias o porque necesitan enviar dinero a sus padres.

Obreros suicidas

Y otra vez los capitales imperialistas se frotan las manos. La superexplotación ha causado 13 suicidios de obreros el año pasado en la fábrica Foxconn, donde 400 mil proletarios producen computadoras, celulares, iPhone y última tecnología para Apple.

Millones de obreros y obreras trabajan en fábricas de juguetes por 15 horas diarias, siete días a la semana, sin ningún derecho a nada. Si se quedan dormidos, son multados con dos o más días de paga; son multados por más de cinco minutos en el baño; son multados por no cumplir cuotas de producción.

Miles de niños separados de sus padres con engaños y hasta secuestrados para llevarlos a fábricas, donde trabajan hasta 16 horas. El escándalo de una ladrillera, en 2007, que esclavizaba personas haciéndolas trabajar hasta 20 horas diarias, cargando ladrillos calientes en la espalda pelada, tuvo un rato entretenidos a la prensa internacional, pero la situación de fondo no cambia.

La rebelión se justifica

La crisis y la superexplotación presionan tan fuerte al pueblo chino, que más temprano que tarde va a buscar su liberación.


En mayo de este año hubo tres explosiones de coches bomba simultáneas contra edificios del gobierno, que expresan el descontento de la población. Las autoridades pensaron rápidamente en campesinos como los autores del atentado. Al mismo tiempo cientos de personas expresaron su apoyo, vía Internet, a estos actos contra el gobierno de burócratas que se dicen “comunistas”, pero que de comunistas no tienen nada. 

El “Partido Comunista” (PCCH) cumplió recientemente 90 años de su fundación. Los burócratas del Partido, revisionistas y seguidores del camino capitalista, prepararon una celebración grandísima para demostrar al mundo el éxito económico de su país.