La reelección de Evo, un paso necesario en la estrategia de profundizar la presencia del imperialismo

Morales se reunió en Nueva York con capitalistas norteamericanos bajo el auspicio del Banco Mundial junto a otras empresas imperialistas que tienen presencia en Bolivia que hablaron de las bondades de «invertir» en Bolivia

Análisis y Opinion

5/12/15

La reciente gira en noviembre de Evo Morales por EEUU y países de Europa para ofertar el país al gran capital imperialista es la principal razón por la que el MAS intenta la reelección presidencial del otrora líder campesino cocalero. En otras palabras, la reelección es un mecanismo para legitimar el programa del gobierno del MAS de profundización imperialista.

El empresariado privado nativo y los terratenientes se aliaron mucho más temprano con Evo Morales. Sólo hay que revisar la elaboración de la mentada Agenda 2025 cuyo capítulo económico es oficialmente un aporte de los capitalistas nacionales, o los acuerdos con los terratenientes (incluidos capitalistas agroindustriales) para posponer casi por siempre la revisión de la Función Económico Social (FES) de las tierras que poseen.

El MAS sólo tiene a Evo Morales para garantizar la continuidad de su programa o proyecto estatal de mayor presencia del capital imperialista. Eso es lo que está en juego. La Sumitomo en San Cristóbal, San Bartolomé socavando el Cerro Rico, Gazprom, Repsol, PetroAndina, etc., entrando incluso a las áreas protegidas, Samsung construyendo la planta de úrea, decenas de empresas chinas en la construcción de carreteras y en hidrocarburos. El capital imperialista no ha hecho más que crecer en presencia en el país.

Con zancadillas

En esa carrera por garantizar su presencia en el gobierno en el MAS sólo tienen a Evo Morales porque la organización se ha construido de manera caudillesca alrededor del líder, tanto que ni siquiera Álvaro García Linera o Juan Ramón Quintana o Carlos Romero tienen oportunidades ante las bases masistas, aunque es indudable que manejan poder y tienen poder de decisión sobre cuestiones de Estado.

No es el problema de la falta o deficiencia de formación de nuevos líderes, no es un problema de que un entorno ha capturado a Evo sin dejarle la verdadera situación del pueblo empobrecido, el MAS es una organización política caudillesca y antidemocrática que se ha formado en función de Evo Morales.

El aparato, por tanto, ha comenzado a funcionar para abrir paso primero a la fonomímica del referéndum del próximo febrero. Se aprueban leyes y reglamentos en tiempo récord en la Asamblea Legislativa, en el Tribunal Supremo Electoral y en el Tribunal Constitucional. Se obliga bajo pena de multa a funcionarios públicos, disfrazados de pueblo, a hacer campaña utilizando bienes del Estado. Se coacciona hasta a estudiantes normalistas, colegiales y padres de familia, a participar en concentraciones electorales bajo órdenes de direcciones distritales del Ministerio de Educación, con la complicidad de la dirigencia sindical cooptada.

Y, lo más reciente, se sacrifica a mandos medios del MAS (Melva Hurtado, Julia Ramos, Damián Condori, por el millonario desfalco en el Fondo Indígena) para recuperar credibilidad frente a la población que en los últimos años sólo ha sido testigo de la impunidad a favor de corruptos, incapaces (veamos las millonarias quiebras de empresas públicas) y hasta violadores sexuales de fabricación masista.

La desesperación por afianzarse en el poder les ha llevado a buscar la modificación de la Constitución Política del Estado para beneficiar específicamente a dos individuos: Evo Morales y Álvaro García Linera.

¿Qué va a definir el pueblo?

En esto contexto la pregunta es ¿qué va a definir el pueblo boliviano en el referéndum de febrero 2016?

La crisis está sobre la economía boliviana, que por ser tan pequeña no siente el fuerte impacto sino de las últimas olas que llegan calmadas. Lo cierto es que se acaba el momento de altos precios internacionales de las materias primas definidos por el mercado imperialista. Por tanto se acaban los ingresos por regalías e impuestos por la venta de los recursos naturales, y para salvar eso el gobierno de Evo Morales está desesperado por profundizar las inversiones imperialistas.

La simple lógica lleva a preguntarse ¿cuál es la diferencia central frente al programa neoliberal?, ¿cuál es el nuevo modelo económico? Haber invertido en empresas estatales no es para nada transformador, menos cuando ahora podemos afirmar que algunas no terminan de andar (San Buenaventura), otras no tienen futuro (Enatex) y otras han tenido quiebras millonarias (Constructora del Ejército).

Evo Morales sólo ha seguido el sueño de la burguesía, propuesto por sus teóricos hace casi un centenar de años: abrir carreteras, garantizarles tierras, hacer la vista gorda con normas ambientales, laborales, etc. Pero se ha quedado corto porque en salud y educación, algo que los liberales miran con preocupación por la necesidad de proveerse de mano de obra, seguimos en los últimos lugares de ubicación.

Ante la crisis mundial, Evo Morales quiere agarrarse y atarse al salvavidas imperialista, para ello ha preparado incentivos para pagar la producción de las transnacionales petroleras con dinero del Tesoro General de la Nación.

En conclusión el capitalismo burocrático en Bolivia (penetrado por el imperialismo y a la vez por sectores tan conservadores como los terratenientes) tuvo un momento de respiro que le propició el arribo del MAS al gobierno. Solo así salió el viejo Estado boliviano de su crisis, cuyo momento crucial fue la rebelión de octubre de 2003. Sin embargo el capitalismo burocrático no tiene salvación, está tragado por el imperialismo, y esto hace que sea imposible el surgimiento de la tan anhelada industria nacional.

El MAS necesita tiempo para seguir jugando ese papel de muro de contención de las luchas populares, y profundización de la presencia del imperialismo en el país. Ese es el principal objetivo del referéndum de febrero de 2016, y de la reelección de Evo Morales.

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