El triunfo del No es una derrota que Evo Morales no podrá digerir fácilmente

En Potosí un cabildo de la población rechazó los estatutos del gobierno

Análisis y Opinión

27/09/2015

 

Las elecciones para sancionar estatutos autonómicos del pasado 20 de noviembre han sido sin lugar a dudas un contundente golpe al gobierno de Evo Morales. La consulta fue hecha en cinco departamentos, municipios y territorios indígenas. Lo más resaltante de la jornada fue el triunfo del NO en éstos departamentos donde el gobierno hizo en solitario una campaña por el SI.

Los elementos previos que precedieron a esta derrota están inscritos fundamentalmente en la dinámica política coyuntural: disputa entre gobierno y oposición, de un modo particular en el departamento de La Paz, y en Potosí en el marco de la lucha del pueblo potosino con el gobierno por la no solución de sus demandas y la burla de Evo Morales a sus luchas.

¿Que hubo debate en torno al Estatuto autonómico? Es una completa farsa. Se trata de un supuesto inventado para concluir, de manera antojadiza, que el pueblo no quiere la autonomía. No hemos presenciado ningún debate al respecto, el pueblo boliviano no ha sido partícipe de alguna discusión detallada sobre el contenido de semejante documento, ha sido la imposición del gobierno el realizar el proceso electoral conociendo esta situación y desoyendo el pedido de algunas autoridades de postergar el proceso electoral.

En realidad lo que sí estaba en debate ha sido la re-elección presidencial, y eso ha sido así porque el mismo gobierno se encargó de ponerlo en agenda, ha sido el debate político coyuntural el que convirtió estas elecciones en un plebiscito de aprobación o rechazo a las pretensiones de Evo Morales de perpetuarse en el poder.

También ha influido la forma en cómo se armó el escenario para abrir la Constitución y plantear la reforma constitucional que le permita a Evo Morales continuar como presidente, el gobierno movió a su clientela dirigencial para que promuevan su postulación, se trata justamente de esos dirigentes altamente cuestionados por la enorme corrupción del fondo indígena, implicadas en casos escandalosos, pero que gozan de impunidad y son intocables para la justicia, éstos se han presentado como abanderados en la petición de otra postulación del caudillo, además, esta costra corrupta y traidora del movimiento popular se presenta a nombre de todo el pueblo boliviano. La votación por el NO tiene que ver más con estas cuestiones que con las autonomías.

La respuesta por el NO ha sido contundente con más de 65% si promediamos los cinco departamentos (La Paz 68,06; Oruro 74,02; Potosí 68,08; Cochabamba 61,58 y Chuquisaca 57,43). El gobierno tuvo que armar a marcha forzada un argumento de respuesta, esa noche del domingo los opinadores del MAS no se encontraban en los medios de comunicación, en Oruro tuvieron que desarmar la infraestructura prevista para el festejo porque la población les había aguado la fiesta, el canal del Estado y los canales paraestatales se dedicaron a pasar películas, todos estaban reunidos con el ejecutivo para hacer el “balance” y construir el argumento de justificación de la votación adversa.

El las ciudades el rechazo superó el 80%, en la ciudad de Potosí incluso bordeó el 90%

La explicación oficial ha sido que el pueblo no quiere autonomías y está contento con el Estado centralista tal como está, así lo han repetido los “pensadores” del gobierno y los no muy pensadores también, además que “el occidente tiene cierto temor a las autonomías”, y pseudo intelectuales propagandísticos han querido desviar el problema poniendo el énfasis en la participación de la población, que no reeditó otras participaciones, para gritar en el papel que “ganó la patria”. Todo este griterío se armó para esconder la derrota del gobierno en esta coyuntura.

Es importante añadir que una vez más el proceso ha sido anómalo como en ocasiones anteriores, esto es, anómalo en las condiciones previas al proceso de votación. El Órgano Electoral Plurinacional (OEP) encargado de organizar las elecciones siempre se jacta de que los procesos son tranquilos y que la población boliviana tiene alto espíritu democrático, esto porque no se producen disturbios, o no los hay significativamente, el día de la votación. Sin embargo lo que pasa días previos es lo determinante. En las elecciones pasadas para gobernador, en el departamento de Chuquisaca, el Órgano Electoral prácticamente reconoció haber cometido fraude, sin embargo, bajo argucias legales se le dio el triunfo al candidato del MAS y las responsabilidades de los que cometieron delito se han ocultado. Caso parecido ocurrió en el Beni donde bajo leyes y reglamentos que violan derechos fundamentales constitucionales anularon gran cantidad de candidatos opositores al gobierno.

En esta última elección, como no podía ser de otra forma y dado que este órgano se ha convertido en un apéndice del régimen, se normó que para participar de la campaña hay debe pasar por el control del órgano estatal (OEP), cosa que no solo limitó hacer campaña a organizaciones o partidos, sino que inhibió a muchas personas dar su punto de vista en los medios de comunicación, así como también consiguió la autocensura en los periodistas que no se atrevieron a organizar debates sobre el referéndum en cuestión. Esta disposición, que el OEP argumenta ser legal (los referéndums de Hitler también eran legales), ha cercenado el derecho fundamental a opinar, a expresar la opinión libremente y más aún a difundir su opinión por algún medio de comunicación. El registro en el OEP busca en realidad ejercer un control corporativo sobre la opinión de personas u organizaciones y viola un principio que el viejo Estado boliviano dice defender, la libertad de expresión.

El gobierno hizo campaña por el SI y perdió rotundamente. Imagen de Sucre

Por eso ha sido el gobierno el único habilitado para hacer campaña por el SI, y se ha prohibido a alcaldes o gobernadores hacer algún tipo de campaña; Evo Morales también estaba prohibido como presidente, pero como el caudillo goza de impunidad no tuvo problemas en promover una que otra vez las “bondades” del estatuto.

Esta forma de secuestrar los derechos fundamentales es una característica del gobierno, se trata de rasgos de un fascismo corporativo que se expresa en el control de dirigentes del movimiento popular, en el control de las instituciones estatales (supuestamente independientes) para violentar las normas o colocar reglas que van en contra de su propia constitución, y también se expresa en la intención de controlar la opinión de la población a través de mecanismos como el “registro para hacer campaña”.

 

¿Qué le sirve al pueblo de todo esto?

En realidad aquí no estamos preocupados por defender los fundamentos liberales burgueses del viejo Estado, no somos radicales burgueses ni “liberales consecuentes”, el analizar cómo el gobierno rompe su normativa y viola sus principios, que de tanto en tanto afectan a los explotados, tiene que ver más con desenmascarar su dinámica reaccionaria basada en intereses de grupo y demostrar que estas viejas prácticas que forman parte de una histórica dinámica estatal no ha cambiado en nada.

El pueblo no gana nada con esto, el fortalecimiento del viejo Estado, “centralizado” o “autonómico” (“plurinacional” o la etiqueta que quieran colocarle, porque a eso se han reducido estos conceptos), no cambiará su naturaleza de clase reaccionaria, no acabará con la explotación, no disminuirá la extenuante jornada de trabajo a la que están sometidas muchas personas, de más de 10 o 12 horas diarias para mantener a sus familias, el cambio o sanción de leyes no transformará el extenuante trabajo del pequeño campesino, no solucionará su problema de producción, no eliminará el trabajo gratuito en el campo y también en cuidad, no cambiará la realidad de la salvaje competencia del comercio y la dura realidad de los que trabajan en el comercio informal, no cambiará la mafiosa justicia ni mejorará la salud.

Por el contrario, el “Estado fuerte” se esfuerza por aplastar al pueblo con mayores cargas sobre sus espaldas, un poder judicial mercenario donde la justicia cuesta, un sistema de salud donde ni morirse es barato y una gran cantidad de impuestos que pesan en la población.

Ese es el Estado que ha renovado Evo Morales y sus seguidores que engordan más y más con la galopante corrupción estatal, con subvenciones, prebendas, financiamientos y todo lo que el poder les permita hacer, ellos son los únicos que han ganado en este tiempo y por ello son los principales promotores para que Morales siga siendo presidente.

El discurso sobre centralismo y autonomías fue levantado por los conservadores en su enfrentamiento con el gobierno en sus inicios, hoy hace ya parte de una agenda gastada que trata de implementarse por inercia política, el pueblo no siente beneficios de una u otra propuesta y se enfrenta a un futuro incierto porque la demagogia oficial se está cayendo. El pueblo necesita una transformación radical y contundente, que remueva los cimientos mismos del viejo Estado.

Este proceso eleccionario ha sido un globo del ensayo del gobierno, ha quemado una carta y saca lecciones para el juego mayor, el referéndum que lo autorice reelegirse. Para esto usará políticamente el fallo de la Haya favorable a Bolivia y diseñará una estrategia de campaña en base a entrega de obras. Como hemos dicho la reacción de la población se ha producido dentro de un momento coyuntural concreto, dentro de un escenario creado hasta cierto punto por el gobierno, las lecciones de éste darán forma al escenario próximo, sin embargo, no todo puede ser parametrado ni controlado, el pueblo no es tonto y el descontento con el régimen va creciendo, no solo en ciudad sino también en el campo y puede dar una sorpresa a los afanes eternizadores del caudillo.

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