REBELIÓN EN HAMBURGO: las piedras vuelan y ustedes gritan!

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«El pueblo muere y ustedes están en silencio, las piedras vuelan y ustedes gritan» Jódanse G-20

Reproducimos el artículo traducido «Las piedras vuelan y ustedes gritan» aparecida en el sitio Dem Volke  Dienen acerca de la persecución y criminalización de las protestas contra la reunión del G-20 en la ciudad de Hamburgo en el Estado imperialista alemán. La traducción la tomamos de la página vnd-peru.blogspot.com y anovademocracia.com.br permitiéndonos hacer algunas correcciones de edición por la que asumimos la total responsabilidad.

Expresamos una vez más, como lo hemos hecho, nuestra solidaridad con los luchadores antiimperialistas y condenamos las acciones del Estado imperialista alemán, el artículo que publicamos tiene la virtud de desenmascarar la hipocresía detrás del griterío «contra la violencia» que pretende separar la lucha de las masas entre las «buenas» y las «malas». La lucha del pueblo es una sola, pero es su parte más consciente, más radical y transformadora la que está dispuesta a sobrepasar el corset impuesto por las clases dominantes y las fuerzas represivas del viejo Estado. Esa es la parte de la lucha que contiene el elemento revolucionario y transformador y es ahí donde precisamente apunta la reacción con el objetivo de aislarla del movimiento popular, tachándola de radical, vándala, violenta y fuera del orden. Precisamente por este hecho merece todo nuestro apoyo y solidaridad.

Análisis y Opinión

 

Las piedras vuelan y ustedes gritan

Con respecto a la cacería de brujas que prevalece en el momento presente en los medios burgueses, citamos aquí una explicación de  Acción Roja Colonia (Roten Aktion Köln)

«Detrás de nosotros quedan días agotadores, violentos e intensos en Hamburgo y la lucha no ha terminado todavía. En la cumbre del G-20, los representantes políticos de los países más poderosos del mundo se reunieron y discutían sobre el saqueo y la explotación del planeta y de las clases trabajadoras. Estos días nos han puesto las cosas más claras: el Estado alemán y su policía y aparato de inteligencia no dejan dudas sobre ellos; su trabajo es proteger este orden dominante y destruir la crítica consecuente con la fuerza bruta; la prensa de Springer (el monopolio de los medios, nota nuestra) organiza la propaganda masiva en contra de la resistencia, es el órgano de las autoridades de represión y muestra de manera práctica la hipocresía de este sistema decadente.

Este fin de semana, las líneas de la lucha de clases en Alemania mostró claramente – quién está al lado del orden establecido y quién está al lado de los oprimidos. En estos días, también se muestra: que la resistencia en el corazón de la bestia es posible, que ésta estaba allí y fue un problema para el orden imperante. En un número increíble de lugares la gente ha hecho frente al aparato de violencia promoviendo la resistencia y no se ha dejado desalojar. Queremos llamar su atención especialmente sobre los heridos y los prisioneros y expresarles todo nuestro respeto. Como revolucionarios, es importante para nosotros, no sólo organizar la resistencia consecuente, sino también para poner nuestras energías en el tratamiento de los prisioneros y heridos!

Por supuesto, irrumpe en el público después de un evento de este tipo el -de vez en cuando emergente- «debate sobre la violencia.» Los gobernantes no pueden aceptar la resistencia militante y la violencia de los oprimidos, tienen que difamar a éstos, que son «culpables» y denunciar y restaurar la calma en su traspatio. No dejemos que esta difamación nos quite la calma, porque sólo puede ser la única respuesta desde nuestra perspectiva de los oprimidos: la rebelión se justifica. La violencia de los oprimidos contra sus opresores se justifica. No nos dejemos dividir y estamos en solidaridad con las víctimas de la represión «.

Para enfatizar este último punto citamos al Presidente Mao Tse-Tung, desde el «Informe de Investigación sobre el movimiento campesino en Hunan» del mes de marzo 1927

«La cuestión de los llamados excesos»

«Hay otros que opinan: «Cierto que las asociaciones campesinas son necesarias, pero están cometiendo demasiados excesos.» Así razonan los que mantienen una posición intermedia. Pero, ¿qué ocurre en realidad? Es verdad que en las aldeas los campesinos «se han desmandado» hasta cierto punto. Las asociaciones campesinas, que gozan de autoridad suprema, no dejan ni abrir la boca a los terratenientes y reducen a polvo su prestigio. Todo esto viene a ser como si después de derribarlos por tierra les pusieran el pie encima. Lo campesinos amenazan a los déspotas locales y shenshi malvados diciendo: «¡Te vamos a anotar en el otro registro!» Les imponen multas, los cargan de contribuciones y destruyen sus palanquen; irrumpen en masa en las casas de los déspotas locales y shenshi malvados que se oponen a las asociaciones campesinas, degüellan su cerdos y consumen sus cereales. Se permiten incluso arrellanarse un momento en los lujosos lechos de sus hijas y nueras. A la menor provocación, efectúan arrestos, colocan cucuruchos de papel a la arrestados y los hacen desfilar por las aldeas, diciéndoles: «¡Ahora sí que nos vas a conocer bien, shenshi malvado!» Haciendo cuanto les viene en gana y volviendo todo patas arriba, han creado un especie de terror en el campo. Eso es lo que algunos llaman cometer «excesos», «sobrepasar los límites justos al corregir un error» «cometer actos abusivos». Tales opiniones parecen razonables, pero en realidad son también erróneas. En primer lugar, son los propios déspotas locales, shenshi malvados y terratenientes sin ley quienes han forzado a los campesinos a actuar así. Por siglos, se han aprovechado de su poder para tiranizar y pisotear a los campesinos; de ahí que éstos hayan reaccionado tan enérgicamente. Las rebeliones más violentas y los desórdenes más graves han tenido lugar invariablemente allí donde los déspotas locales, shenshi malvados y terratenientes sin ley habían perpetrado los peores ultrajes. La mirada de los campesinos es penetrante. Se dan perfecta cuenta de quién e malo y quién no lo es, quién es el peor y quién no es tan perverso quién merece severo castigo y quién trato clemente, y muy rara vez el castigo no corresponde al crimen. En segundo lugar, hacer la revolución no es ofrecer un banquete, ni escribir una obra, ni pintar un cuadro o hacer un bordado; no puede ser tan elegante, tan tranquila y delicada, tan apacible, amable, cortés, moderada y magnánima. Una revolución es una insurrección, es un acto de violencia mediante el cual una clase derroca a otra. La revolución en el campo es una revolución mediante la cual el campesinado derroca el poder de la clase terrateniente feudal. Sin recurrir a la máxima fuerza, el campesinado jamas lograría derrocar el poder de los terratenientes, profundamente arraigado a través de los milenios. El campo necesita de un poderoso auge revolucionario, pues sólo éste puede agitar a los millones y millones de campesinos y convertirlos en una gran fuerza. Los «excesos» arriba mencionados son precisamente producto de la fuerza de los campesinos despertada por el poderoso auge revolucionario en las zonas rurales. Estos «excesos» son sumamente necesarios en el segundo período del movimiento campesino, el de acción revolucionaria. En este período, es imprescindible imponer la autoridad absoluta de los campesinos, prohibir toda crítica malévola a las asociaciones campesinas, derrocar todo el poder de los shenshi, derribarlos por tierra e, incluso, ponerles el pie encima. Los llamados «excesos» en este segundo período tienen todos un significado revolucionario. Para decirlo con toda franqueza, en todas las aldeas se necesita un breve período de terror. De lo contrario, resulta absolutamente imposible aplastar las actividades de los contrarrevolucionarios en el campo y derrocar el poder de los shenshi. Para corregir un error, hay que sobrepasar los límites justos; de otra manera, el error no será corregido[5]. Los que critican los «excesos» aparentemente se diferencian de los que gritan «¡Muy mal!», pero en el fondo unos y otros comparten el mismo punto de vista y sostienen la misma teoría de los terratenientes, que defiende los intereses de las clases privilegiadas. No podemos dejar de combatir resueltamente esta teoría, que obstaculiza el ascenso del movimiento campesino y, por consiguiente, socava la revolución».

Los revolucionarios en Alemania denuncian una vez más a los social-patriotas nacional-alemanes que están en contra de los excesos. Esta suciedad una vez más demuestra que no tienen nada que ver con el maoísmo. Los revolucionarios proletarios en este país condenan cualquier persona que difunde la propaganda reaccionaria antimaoísta a nivel internacional»

Escrito por Dame

13 de julio 2017

 

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