NO nos quitarán a nuestros héroes

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Familiares enfrentando a la policía para defender el descanso de sus muertos

Análisis y Opinión

31/12/18

En el año de 1986 el gobierno de Alan García Pérez ordenó acabar con una rebelión de los prisioneros de guerra y presos políticos en los penales del Perú, la exigencia de los guerrilleros era evitar la política de aniquilamiento lento y el traslado a otros penales que preparaban las autoridades como parte del plan de muerte que tenía el Estado contra los prisioneros.

El “demócrata” Alan García ordenó a las FFAA aplastar la rebelión con helicópteros y armas de grueso calibre que fue disparada contra los revolucionarios presos. Esta orden contó con la complacencia de la izquierda electorera peruana y la Iglesia Católica.

La resistencia de los revolucionarios fue dura y hasta el último aliento, muchos registros de esa epopeya quedaron en varios manuscritos y testimonios de la época, el Partido Comunista del Perú, que dirigía la guerra popular revolucionaria registró y difundió el contenido valeroso de aquella lucha.

Las FFAA criminales habían asesinado a 300 prisioneros en 3 penales, muchos de ellos rematados una vez heridos o detenidos, la gran mayoría de ellos en la Isla del Frontón.Ese brutal crimen y genocidio desnudó al gobierno peruano de Alan García como fascista y lo desenmascaró ante el mundo. A los revolucionarios del mundo nos dio el Día de la Heroicidad, un legado que asombró a los pueblos y se constituyó en un hito de lucha, de ejemplo y de victoria para el Movimiento Comunista Internacional.

Han pasado más de 30 años de tales hechos y hoy el actual gobierno peruano, que tiene un proceso criminal en contra en la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el genocidio del Frontón, ha demolido el mausoleo donde descansaban 8 de nuestros héroes, algunos de ellos habían sido devueltos a sus familiares en recientes años.

El Estado peruano es un Estado reaccionario y criminal, no importa el ropaje que se ponga. Por décadas ha negado de todo derecho a los revolucionarios presos y muertos, los ha perseguido con saña y se ha cebado hasta con sus muertos, mientras toda la corte reaccionaria se precia de practicar la democracia burguesa y de construir un Estado de derecho, hundidos en la podredumbre de la corrupción y el saqueo estatal, mientras acomodan en cárceles doradas a todos los presidentes corruptos y gran parte de los políticos reaccionarios, para llenarse la boca de democracia y derechos, a los revolucionarios le aplican el derecho penal del enemigo no permitiendo incluso que sus familias los puedan llorar en las tumbas y criptas hechas por ellos mismos, construidas en los barrios pobres que no importan ni conocen los políticos y reaccionarios canallas de este país.

La corte reaccionaria, con ley en mano, se ha reunido en el recóndito distrito de Comas, en un lugar que nunca les ha importado, donde viven los pobres del Perú, para destruir la memoria del pueblo. La orden preparada por un diputado reaccionario ha contado con la complicidad de aquellos que se llaman demócratas, de los que se llaman de izquierda, de la iglesia católica, de la prensa ramplona que bautizó como mausoleo terrorista el lugar de descanso de los muertos.

Pero la historia no se puede borrar, el hecho ya está registrado y forma parte de la gesta histórica del pueblo así como de la canallada del reaccionario Estado peruano y todos sus cómplices. El hito revolucionario que nos dieron estos combatientes no lo demuelen una pala mecánica ni una ley fascista, todo lo contrario, atiza la revolución, alimenta nuestro deseo de lucha y transformación, potencia nuestro odio de clase al enemigo y eleva nuestra moral.

Al Estado reaccionario no le podemos pedir nada, solo combatirlo, socavarlo, destruirlo, acabarlo y construir uno nuevo, porque el viejo Estado no dará concesiones, no dará tregua, no dará respiros, no se llegará a acuerdos ni planes de paz, eso es un error. Lo que nos enseñaron los combatientes del 86 fue cómo combatir al viejo Estado e inclusive que, entregando la vida, se puede arrancar victorias y ese es el camino que el Movimiento Comunista seguirá.

No podrán destruir el legado de nuestros héroes, sus acciones han quedado impregnadas de manera imperecedera en nuestra memoria, en la memoria colectiva del pueblo peruano y de los pueblos del mundo, nos guiará sin duda en nuestra lucha revolucionaria hasta conseguir nuestros objetivos.

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