EEUU, la pesadilla americana

Las protesas en EEUU se desarrollaron con fuerza en varias ciudades. Foto: EFE

Un gobierno fascista como el de Trump y del fanático religioso Pence es el medio ideal para que la brutalidad policial, el racismo, la xenofobia y la aporofobia se instaure a través de lo que ellos conciben como el bien, el orden, la ley y dios.

Gabino Ingenio

7/6/20

El pueblo norteamericano se ha levantado en rebelión y protesta contra la brutalidad policial, el racismo y la opresión de centurias que ha ejercido y ejerce, ese puñado de millonarios sobre todo el país y en particular el pueblo negro.

El detonante ha sido el asesinato brutal de George Floyd en la ciudad de Mineápolis a manos de la policía local, 4 agentes lo detuvieron y uno de ellos, Derek Chauvin, aplastó su cuello durante casi nueve minutos quitándole la respiración mientras Floyd desgarradoramente decía “no puedo respirar”. El agente Chauvin cometió el crimen a pesar de estar siendo grabado e interpelado por la gente para que pare con la brutalidad.

¿Pero qué es lo que hace que un tipo como este policía se atreva a cometer tal brutalidad en vivo y en directo, sin temer a un posible castigo por lo que está haciendo?

La respuesta es tener un gobierno como Trump, un miserable fascista que en cada discurso refuerza la idea del supremacismo blanco (que es el contenido ideológico del fascismo americano) que asume la superioridad blanca sobre las demás razas y minorías, en particular negras y latinas, que contribuye a dar carta blanca a los organismos de represión como la policía, la guardia nacional y el ejército (esto dentro y fuera de EEUU), que les cubre de impunidad en cada acto (porque la muerte de Floyd no es la única cometida por la policía americana) que promueve la movilización de todo tipo de reaccionarios con capuchas de los racistas del Ku Klux Klan y simpatizantes nazis que salen a apoyar las políticas de Trump (y a los que Trump llama “gente buena”), que es aliado de un fanático cristiano como Mike Pence, su vicepresidente, quien busca eliminar la evolución como parte de la formación escolar o colocar el creacionismo al mismo nivel, quien precisamente por esa concepción reaccionaria en principio no hizo caso a la amenaza del coronavirus por rechazar el conocimiento científico.

Un gobierno fascista como el de Trump y del fanático religioso Pence es el medio ideal para que la brutalidad policial, el racismo, la xenofobia y la aporofobia se instaure a través de lo que ellos conciben como el bien, el orden, la ley y dios. Qué significa eso para Trump? en sus propias palabras, que quienes protestaban contra el racismo y la brutalidad en EEUU eran anarquistas profesionales, gentuza, terroristas, escoria, basura, contra quienes hay que llevar los tiros (así lo expresó en sus twitts), hacer que la policía “haga su magia”, control, dominación.

Ese es el sueño de esta bestia podrida, control sobre los pobres y la protesta, dominación con los aparatos policiales, con las tropas del ejército que amenazó en sacar, reducir y encarcelar a la gran mayoría de protestantes, esa es la magia que reclama Trump a la policía, sentirse gran dominador paseando biblia en mano frente a la casa blanca rodeado del servicio secreto y la policía.

Pero el pueblo americano no se ha dejado amilanar, no se ha impresionado con la puesta en escena fascista, ha salido a las calles de muchas ciudades norteamericanas para protestar no solo por la muerte de George Floyd sino por más de 400 años de opresión y brutalidad, de racismo y de persecución. El pueblo se ha levantado en el corazón de la bestia imperialista y ha desafiado las bravuconadas del gobierno, las amenazas de sacar al ejército, los toques de queda establecidos por los gobernadores, han desarrollado luchas, unas más radicales que otras, en contra del sistema opresivo y fascista que tiene EEUU y ha desenmascarado, ante los pueblos del mundo (no ante los gobiernos) que el “país de la libertad y la democracia” no es más que una farsa.

En muchos pueblos del mundo se han dado manifestaciones en contra del racismo americano, grandes marchas sucedieron y se plantaron en las puertas de las embajadas yanquis pidiendo justicia y alto al racismo y la opresión. Las masas están revueltas, la situación es compleja porque vive también un estado de crisis en medio de la pandemia, crisis que sin duda está despertando otras luchas por las condiciones de trabajo y de ingresos contra varios gobiernos.

Sin duda los problemas que se acumulan para los pueblos con la crisis de la pandemia nos llevarán a un escenario de luchas concretas en nuestro país. En Bolivia el gobierno ha tenido una pésima gestión de la pandemia y nos encontramos al borde del colapso, esto también ha sido responsabilidad de los demás partidos políticos que han jugado al cálculo y en muchas ocasiones no han dudado en exponer a la población para conseguir ciertos éxitos en sus fines electorales. El escenario de la lucha de clases sin duda será duro y debemos prepararnos para las luchas concretas.

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