Estado peruano podrido hasta el tuétano

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Muñeco del presidente peruano Martín Vizcarra quemado por manifestantes en Ayacucho

22/07/18

Análisis y Opinión

Que el viejo Estado peruano está corroído hasta los huesos y podrido hasta el tuétano no es ninguna novedad, en su momento el Partido Comunista del Perú y su jefatura que dirigió la guerra popular en los años 80 lo señaló y demostró con bastante claridad. El Estado peruano era (y es) una maquinaria pesada que aplasta y oprime a los explotados, a los pobres, a los obreros, campesinos y sectores de la pequeña burguesía particularmente empobrecida en beneficio de las clases explotadoras y de ese puñado putrefacto que vive de la administración del Estado, que engorda con el dinero que exacciona al pueblo, que disfruta de las gollerías del poder en medio de contubernios y prácticas mafiosas.

No ha pasado mucho tiempo desde que el país se hundió en un escándalo con la destitución del señor Pedro Pablo Kuczynski como presidente del gobierno peruano, un político pro norteamericano entreguista de los recursos naturales al imperialismo yanqui, quien tenía un pacto mafioso con el fujimorismo (en apariencia un sector del mismo) para mantenerse en el poder a cambio de indultar al genocida Alberto Fujimori. Aunque el genocida fue indultado, las contradicciones políticas entre los grupos de poder de la gran burguesía peruana hicieron fracasar ese plan que se cayó poniendo al descubierto los pactos corruptos que tenían estos políticos.

Ante la ira del pueblo que pedía que se vayan todos y que se cierre el Congreso, los viejos politicastros reaccionarios y el revisionismo parlamentario, pidieron calma a la población y “advirtieron” del peligro de las voces radicales que podían llevar al descalabro al país. Algunos de ellos señalaron que “la democracia debe mostrar su fortaleza”. Pues resulta que esos mismos políticos que abrían la boca para evitar la necesaria ira del pueblo aparecen implicados en el nuevo escándalo de audios donde la mafia del sistema judicial en sus más altos niveles negociaba favores de todo tipo incluido archivamiento de caso contra un violador de niña.

Como no puede ser de otra manera esta asqueante práctica pone nuevamente en verdadera evidencia al “sistema democrático peruano” y ha levantado la ira del pueblo en todo el país.

Pero la podredumbre no es nueva, el famoso caso “lava jato” en el Perú tiene implicado a la mayoría de ex presidentes y funcionarios estatales desde el inicio mismo de la “época democrática” (como suele llamar la oficialidad peruana) post Fujimori-montesinos.

Para todo ese sector de “intelectuales democráticos” que vieron en Alejandro Toledo como el “rescatador” de la democracia ha sido una decepción enterarse que este sujeto, Alejandro Toledo, hacia negocios turbios ni bien daba inicio a la llamada “etapa democrática” del país. Sin embargo, a los revolucionarios esto no nos sorprende, tal como lo han declarado los altos funcionarios encarcelados de la empresa Odebrecht en Brasil, esta forma de hacer negocios (comprometiendo funcionarios con dineros ilegales) en toda América Latina y África son una práctica común en todas las empresas transnacionales que llegan a un país a encargarse de grandes proyectos. ¿Qué están diciendo estos peces gordos que forman parte del mecanismo de explotación imperialista? Que el sistema capitalista y sus negocios funcionan normalmente con practicas fuera de ley a través una serie de prebendas y contubernios que maneja todo el sistema político gubernamental en los países, que al capitalismo le es inherente la corrupción, la compra venta de funcionarios al más alto nivel, el contubernio, la violación de las leyes, etc, todo esto está en el ADN mismo del sistema. En otras palabras es el sistema el que está podrido y no se trata de personas o funcionarios aislados.

El viejo sistema fue cuestionado durante toda la década de los 80 y principios de los 90 por el proceso de guerra interna desarrollada por los comunistas peruanos organizados en el Partido Comunista del Perú entre otras cosas por la podredumbre galopante de todo el sistema político, sin embargo, el viejo Estado, luego de golpear casi de muerte al proceso revolucionario y recuperarse temporalmente, no ha perdido un segundo para continuar con su “normal” proceso de funcionamiento: por un lado el sometimiento y exacción al pueblo, la aplicación de su dictadura de clase, el ensañamiento vil contra los presos políticos y prisioneros de guerra, y por otro lado, la practica corrupta y mafiosa al servicio de las clases dominantes.

Toda esa lacra del sistema político puede hablar hoy como en su momento de la ¿“superioridad del sistema moral de la democracia peruana frente al terror de sendero”? Los hechos demuestran que ese discurso se cae por su propio peso.

El viejo Estado peruano está podrido hasta el tuétano, no solo por el accionar corrupto y mafioso de los administradores del Estado, también por la misma práctica entre ese viejo poder y los empresarios, por la práctica del poder judicial contra el pueblo en su conjunto, por la práctica de los aparatos represivos como la policía y el ejército cómplices del exterminio y genocidio del pueblo peruano. En contra del discurso reaccionario que habla de las bondades del “sistema democrático” en la historia de Perú, los revolucionarios solo podemos decir que los únicos momentos liberadores en la historia han sido los momentos de lucha de los pueblos, los históricos levantamientos que han tenido durante décadas en los siglos anteriores, levantamientos que se han desarrollado contra la violencia estatal, contra la muerte diaria permanente, contra la opresión y explotación que ha llevado durante décadas a la miseria al pueblo, y que dentro de esos levantamientos liberadores del pueblo, la guerra popular de los 80 fue el de mayor nivel aun cuando su objetivo final no fue alcanzado momentáneamente.

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