Nueva matanza contra el pueblo en Brasil

Foto: A Nova Democracia

12/05/2021

Guerra contra el pueblo es un calificativo que los revolucionarios clasistas en Brasil utilizan para identificar la política estructural sistemática que usa el Estado brasileño (la democracia formal existente y el “Estado de derecho”) en contra del pueblo. Esta política consiste en aplicar una represión constante contra la población pobre y explotada, principalmente en los sectores que considera fuera de la ley, ya sea debido al estigma delincuencial como se trata a los barrios pobres (favelas) de todo el Brasil donde por supuesto no solo hay delincuencia sino mucha gente trabajadora que todos los días lucha por llevarse el alimento para la subsistencia, pero también se aplica contra poblaciones, también pobres, que luchan por sus derechos, por ejemplo sectores campesinos tradicionalmente luchadores por la defensa de la tierra.

La guerra contra el pueblo es una verdadera guerra contrainsurgente, mata al pueblo, hiere, encierra, tortura, violenta la propiedad, elimina los derechos de las personas, pero como se trata de población pobre, los “defensores del Estado de derecho” no ponen el grito en el cielo ni cuestionan la aplicación de esta política, todo lo contario, la defienden, generalmente como el “uso legítimo de la violencia” contra la delincuencia o los sectores que actúan “fuera de la ley”.

Siendo una realidad la existencia de una guerra contra el pueblo, el cinismo del Estado y los “defensores de la democracia” (opinadores políticos, periodistas generadores de opinión pública, políticos del establishment por supuesto, gente de mucho poder empresarial y terrateniente) normalmente ocultan los hechos de violencia y muerte o la invierten justificando que el Estado está poniendo orden, sin embargo; cuando producto de esta política reaccionaria de la “democracia liberal burguesa” (porque hay que denunciarla así y añadir que esa misma es una dictadura de clase y que en momentos usa políticas fascistas como el hacer una guerra contra el pueblo), fruto de esa constante opresión violenta sumada a la violencia del sistema social que se traduce en falta de trabajo, sobre explotación, crisis económica, producto de todo esto el pueblo explota y se levanta en rebelión, como ha sucedido en muchos lados, ocurrió en Brasil, en Chile, en Ecuador, está sucediendo en Colombia y en muchos pueblos del mundo; cuando las masas cansadas de tanta muerte y opresión sistémica, se levanta en rebelión, esta misma gente “defensora de la democracia” habla de paz, de diálogo, de que la violencia no conduce a nada, estos mismos filisteos que avalan la política de guerra contra el pueblo de su democracia, condenan la violencia que en su momento ejerce el pueblo cansado de tanta violencia estatal.

El Estado brasileño en la aplicación de su guerra contra el pueblo ha cometido una nueva matanza, las más dura que ha hecho en su historia en la favela de Jacarezinho en Rio de Janeiro. La matanza actual no es una excepción sino la regla, parte de una regla que tiene toda una historia de muerte y terror que comete la “democracia” impunemente, donde sus funcionarios (policial-militar) cometen crímenes impunemente precisamente porque están avalados por el Estado.

Expresamos nuestra solidaridad con la población perseguida y asesinada y esperamos que el pueblo explote en rebelión contra el sistema opresor y violento y que llegue algo de justicia a los pobres contra la estructura estatal y dictadura clasista (conocida como sistema democrático) y que la lucha popular se desarrolle y profundice para llevar justicia de manera profunda destruyendo este sistema opresión y miserable.

Reproducimos la denuncia de Cebraspo, la traducción es nuestra.

12/05/21

Análisis y opinión

Policía Civil realiza operación de guerra en Rio de Janeiro: Matanza en la favela de Jacarezinho es Terrorismo de Estado

La operación de la policía civil ocurrida el día 6 de mayo en la favela de Jacrezinho fue una verdadera matanza. Oficialmente dejó 25 personas muertas (pobladores denuncia que el número es mayor), innumerables heridos y hasta pasajeros que estaban en el vagón del metro que pasaban por las proximidades fueron alcanzados por proyectiles de arma de fuego y metralla. La denuncia de los pobladores y de la Defensoría Pública de Rio de Janeiro relatan violaciones de derechos, invasiones de viviendas, extrema violencia armada, evidencias de prácticas de ejecución extrajudicial y la destrucción de escenas de crímenes por parte de los agentes policiales para impedir el trabajo de pericia. Fue la matanza más letal de la historia de Rio hasta hoy.

Hay que resaltar que la operación en Jacarezinho fue coordinada por la Delegación de Protección a la Niñez y Adolescencia. Ahora ¿podemos creer que los niños de la favela de Jacarezinho están con sus derechos asegurados y con certeza no correrán más riesgo en el curso de su vida de ingresar para trabajar en el tráfico detallista de drogas? No hay límites para el cinismo o sadismo y el sentimiento anti pueblo de estos señores, que después de cometer la barbarie van a las cámaras con las justificaciones más viles.

Representantes de la policía civil hablan en “activismo judicial”, en frontal desacato a la decisión del STF (Supremo Tribunal Federal) que restringe operaciones policiales en las favelas a casos excepcionales. La continuidad de esas operaciones que sólo resultan en muertes y el desafío al órgano supremo judicial en el país es una evidencia de la decadencia del Estado Democrático de Derecho que no es capaz de asegurar el mínimo de derechos y garantías civiles a la población pobre, que históricamente vive  las consecuencias de las desigualdades, ausencia de derechos básicos para una vida digna y la barbarie cotidiana de la violencia policial.

La matanza de Jacarezinho es un episodio nefasto donde el Estado lacera las vidas del pueblo pobre y negro de las favelas y periferias y su sangre lava las calles, callejones y paseos. Según datos del Instituto de Seguridad Pública (ISP-RJ), 453 personas fueron asesinadas por la policía de Rio, apenas entre enero y marzo de este año, en promedio son más de 5 muertos por la policía cada día en Rio de Janeiro, esto según los datos oficiales. La cantidad de muertos y episodios recurrentes de matanzas en las décadas recientes, para citar los casos más conocidos, matanza de Acari (1990); de la Candelaria (1993); de Vigário Geral (1993); de Nueva Brasília (1994 y 1995); de Borel (2003); Favela da Coreia (2003); de Caju (2004); de Baixada (2005); matanza de Pan en el Complejo de Alemao (2007); de Falet/Prazeres (2019) de Alemao (2020); de Vila Ibirapitanga (2020) y tantas otras poco mostradas por el monopolio de la prensa, muestran el verdadero carácter de la política de guerra contra el pueblo pobre del Estado brasileño. Asesinar pobres no es la excepción, es la regla, y periódicamente los verdugos del puebl deciden dejar ese rastro de sangre  terror en alguna favela para mostrar su verdadera faz.

La política contra insurgente del Estado brasileño sigue a su lógica de mando sobre la vida y la muerte de la población pobre y negra de las favelas, de tiempo en tiempo revela su faz genocida y el carácter fascista de sus acciones. Es de conocimiento público y notorios la alta letalidad policial y la ineficacia de décadas de acciones policiales mediáticas y espectaculares siempre llenas de esmeradas crueldad y cobardía.

Nos solidarizamos con los pobladores de la favela de Jacarezinho que aún bajo el terror impuesto por las fuerzas policiales se lanzaron a las calles de la favela para protestar contra el abuso al que están sometidos. Apoyamos todas las iniciativas que surjan para denunciar ese crimen cometido contra la población de las favelas de Rio de Janeiro y defendemos que el pueblo tenga el derecho de organizarse y crear sus formas de lucha para garantizar sus derechos, entre ellos el más elemental que es el derecho a la vida. Convocamos a todas las entidades democráticas y progresistas a manifestarse contra este crimen de estado y a exigir condenas penales a los autores intelectuales y ejecutores de esta barbarie cometida contra el pueblo trabajador.

Abajo el Terrorismo de Estado!

Centro Brasileño de Solidaridad a los Pueblos – Cebraspo

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